martes, 7 de febrero de 2012

Calles trujillistas

CALLES TRUJILLISTAS
La historia dominicana y el sistema político mismo van creando una verdadera tormenta cerebral en la mente colectiva y más grave aun en los estudiantes. La conciencia nacional concibe o le han colocado en sus neuronas a la Era de Trujillo como el reinado del terror de un monstruo. Puede que haya sido así, pero también puede ser que no. Rafael Trujillo no gobernó solo.

Carreteras, plazas, avenidas y calles de nuestro país consagran- extrañamente en democracia- la memoria de los mas fieles, aprovechados y aventajados colaboradores, correligionarios y hasta cómplices históricos, del hombre que la Ley 5880 de 1962, proclamó como un anatema nacional y condenó a la cadena perpetua de la historia. Pero solo a él como cabeza del bacanal, no a sus contertulios.
Nos parece que hasta ahora, nadie se había atrevido a desvestir estos santos apóstoles y mártires de la historia nacional de sus falsos ropajes y desprenderle sus máscaras de corcho y aserrín.

El primero que salta a la lista es el Licenciado Joaquín Antonio Balaguer Ricardo, cuyo nombre conmemoran plazas, la Autopista que va de Santiago de los Caballeros a su natal Villa Bisonó o Navarrete, un aeropuerto entre otras obras y declaraciones como la de Padre o “Gran propulsor de la democracia dominicana”, hecha por el Senado de la República, sin tomar en cuenta, en un ejercicio de olvido y perdón histórico, que al menos 12 de los veintidós años de su gobierno y sin contar los casi dos años, del 3 de agosto de 1960 al 16 de enero de 1962, en que fue Presidente gomígrafo de Trujillo, fueron abiertamente despóticos, una farsa de democracia autoritaria, doce años cual doce apóstoles del mal, mutilaron a toda una generación pensante, militante y comprometida con la libertad y la democracia.
De este primer gran colaborador de Trujillo no es preciso escribir mucho. En sus Memorias de un cortesano de la Era de Trujillo, Balaguer declara nunca haber escrito un sólo verso a Trujillo, pero en cambio si le dedicó extensas prosas de alabanza, le redactó sus mejores discursos, fue su hombre de confianza y, aunque mucha gente cree que Balaguer aprendió con Trujillo, consideramos nosotros que se trató de lo contrario, Trujillo aprendió de Balaguer.

Sorprende la lectura de las Memorias de Joaquín Balaguer, la lista de colaboradores y hombres de confianza de Trujillo y sorprende aun mas, el ver sus nombres solemnes figurando en calles y avenidas que los consagran como demócratas a carta cabal.

Visitando el autor la ciudad de Montecristi, conoció a un Señor de apellido Vegazo, abogado, quien laboró en la Consultora Jurídica del Banco de Reservas de allí, quien recitó, en plena Semana Santa, un encendido poema en honor a Trujillo y su régimen, escrito nada mas y nada menos que por un joven llamado José Francisco Peña Gómez, quien laboró en el Instituto Politécnico Loyola de San Cristóbal, como profesor.

En el libro “Trujillo mi padre”, escrito por Angelita Trujillo y, paradójicamente prohibido por la democracia dominicana, aparece en su página 127 la reproducción de una carta redactada y enviada a Trujillo por uno de los demócratas mas icónicos e idealistas de la historia política nacional, fundador de los dos partidos mas grandes del país, líder político de probidad incuestionable, el Profesor Juan Bosch, en la que saluda el cambio de nombre a la ciudad Capital por el de Ciudad Trujillo y de paso agradece el haberlo nombrado con un cargo en la oficina del censo nacional.
Este caso, junto a otros tantos que se han ocultado debajo de la alfombra, prueba el control totalitario que tuvo Trujillo desde el inicio de la dictadura sobre mentalidades preclaras y personajes de gran valor y talento, que se vieron obligados, algunos por necesidad, otros por genuflexos, o los mas por complacencia cómplice, a inclinarse ante la voluntad del sátrapa y a colaborar con sus ejecutorias.

Otro dato que poca gente conoce, es que en la publicación de la Cartilla cívica dominicana, una versión trujillista del Libro Rojo de Mao, distribuido para adoctrinamiento político, las ilustraciones están a cargo de José Gausachs y José Vela Zanetti, dos maestros de la pintura española, pertenecientes a la generación de los refugiados de la Guerra civil de 1936 al 1939, y el tercer artista es nada menos que Silvano Lora, verdadero luchador contra el régimen de los doce años de Balaguer, artista comprometido y de vanguardia que militó por muchos años en la manirrota izquierda dominicana.

La lista de las calles que llegan a nuestra memoria, comienzan con la de Manuel de Jesús Troncoso de la Concha, alias Pipí, en 1931, Miembro fundador de la Academia Dominicana de la Historia y segundo Presidente de la entidad tras la muerte de Federico Henríquez y Carvajal, jurista, poeta, escritor, ensayista y según Trujillo era un hombre sabio, por ello lo nombró Secretario de Justicia, de Interior y Policía, de Agricultura, de Fomento, de Guerra y Marina, Procurador General de la República, Senador por Ciudad Trujillo y a su vez Presidente del Senado.

En 1938 fue electo Vicepresidente de la República por el periodo 1938- 1942, teniendo como Presidente gomígrafo a Jacinto Peynado y, muerto éste el 7 de marzo de 1940, asumió la Presidencia de la República hasta el 18 de mayo de 1942, cuando renuncia atendiendo a la declaración pública de Manuel Arturo Peña Batlle, quien era Presidente de la Cámara de Diputados, proponiendo que el General Rafael Trujillo Molina ocupara la Presidencia de manera inmediata porque era una “necesidad nacional”.

Sus hijos varones procreados con Doña Alicia Sánchez; Wenceslao, Jesús Maria, Pedro y Manuel, laboraron en el Banco Central, dos de ellos fueron Gobernadores de la entidad financiera nacional, relevando uno al otro, mientras que Manuel fue el diseñador del primer Peso dominicano, al emitirse la moneda nacional en 1941, con la efigie de Trujillo en el centro por supuesto; y Jesús María Troncoso Sánchez, ocupó diversas posiciones durante la Era, entre ellas fue Subsecretario de la Presidencia.
Su hija Lucila Troncoso Sánchez casó con Fernando Amiama Tió, hijo de Luis Amiama Gómez y Carmen Tió Joubert, mientras que su hermana Isabel, casó con Marino Emilio Cáceres Ureña, hijo del Presidente Ramón Cáceres y sobrino a su vez del Presidente Horacio Vásquez Lajara, quien fuera designado por Trujillo mediante Decreto número 1238, del 4 de octubre de 1941, como Secretario de Agricultura. Don Pipí, falleció en Santo Domingo el 30 de mayo de 1955, exactamente seis años antes de su jefe, Benefactor, protector y guía.

Otro notable trujillista que una calle del Ensanche Quisqueya de la Capital celebra su nombre y memoria, es Francisco Prats Ramírez, alias Panchito, fue Presidente del Partido Dominicano, el partido único de la Era, aunque fundó una mascarada política llamada Partido Laborista, para dar una cierta pinta de democracia al juego político de la época y terminaba apoyando a Trujillo en las “elecciones”. Es el padre de la notable educadora Ivelisse Prats de Pérez.
Prats Ramírez, mediante Decreto número 186 del 23 de julio de 1931 fue nombrado por Trujillo Miembro de la Academia Dominicana de la Historia, junto a otro colaborador del régimen, el jurista Hipólito Herrera Billini una de las cumbres mas altas del derecho penal dominicano, notable catedrático de la Universidad de Ciudad Trujillo, hoy UASD, quien además fuera primer Presidente de la Liga de Béisbol dominicano, LIDOM, fundada en 1955 como parte de los festejos del XXV Aniversario de la Era de Trujillo y también fue Presidente de la Suprema Corte de Justicia, por lo que una calle del Centro de los Héroes lleva su nombre.
Siguiendo con Panchito tenemos que, “A Francisco Prats Ramírez, (Panchito) personaje funesto de la “Era de Trujillo” encargado de denunciar a través de su creación el Foro público a todo aquel que estaba en contra, o en vías de caer en desgracia con el régimen de los 30 años, y encargado de sazonar a través de Radio Caribe la muerte de los héroes de la expedición del 14 de junio del 1959 y el apresamiento de los miembros del “Movimiento 14 de junio” o complot develado como fue bautizado por ellos”.Termina la cita. http://www.hoy.com.do/areito/2008/9/20/248146/ReportajeLas-mas-esperadas-memorias-de-La-Era-de-Trujillo

Otro servidor y redactor fino al servicio de Trujillo, lo fue Ramón Marrero Aristy, escritor y periodista, nacido en San Rafael del Yuma el 14 de junio de 1913. Escritor y periodista que publicaba en los diarios La Nación y El Caribe, en este último durante los años dorados de su famosa columna El Foro público. A partir de 1946, con treinta y tres años de edad, Trujillo lo nombra Sub Secretario de Trabajo; luego Diputado por Azua, de 1948 a 1950; por El Seybo de 1950 al 1952 y por Ciudad Trujillo de 1954 al 1957, cuando es nombrado Secretario de Trabajo, permaneciendo hasta 1959 en el cargo, además fue representante del régimen de Trujillo en misiones diplomáticas en America Latina, Europa y los Estados Unidos.

En 1954 Trujillo le encargó la escritura de la historia oficial dominicana, encomienda que había rechazado Américo Lugo en 1936, cuando era miembro fundador de la Academia Dominicana de la historia, para no poner su pluma al servicio del tirano. El primer volumen de la referida historia apareció en 1957, el segundo en 1958 y el tercero, concluido por César Herrera, pariente de Don Rafael Herrera, en 1961, bajo el título “La República Dominicana: origen y destino del pueblo cristiano más antiguo de América”. El cadáver de Marrero Aristy fue encontrado carbonizado en la Carretera Constanza. Trujillo se limitó a preguntar: Y que buscaba Ramón por ahí.

Una calle del Ensanche Ozama de la Capital y en otras ciudades, llevan el nombre de Jesús de Galíndez, quien era de origen vasco, en 1939 al final de la Guerra civil española emigra a Francia y en noviembre del mismo año se establece en Ciudad Trujillo gracias a la recomendación y mediación de la Embajada española ante el régimen.
Fue nombrado catedrático de la Universidad de Santo Domingo y Asesor legal de la Secretaria de Trabajo, profesor en la Escuela de Diplomacia donde tuvo como alumno a Ranfis Trujillo. Algo que se ha pretendido ocultar es que Galíndez había laborado en Palacio y se había codeado con Joaquín Balaguer y demás colaboradores del régimen.
Su obra literaria, “Bahoruco”, dedicada a Trujillo y patrocinada por el régimen, “ganó” un premio literario en la celebración del Primer centenario de la independencia dominicana el 27 de febrero de 1944. El resto de su historia es conocida ampliamente.

En la zona Universitaria de la Capital y en algunas provincias hay calles que consagran la memoria de Modesto Díaz Quezada, hermano del General Juan Tomas Díaz Quezada y uno de los complotados para asesinar al Jefe, sin embargo había realizado toda una carrera al servicio de Trujillo; en 1930 fue Síndico de San Cristóbal o Provincia Benefactor; fundador el 18 de julio de 1931 del Partido Dominicano; Diputado gomígrafo por el Partido Dominicano en 1932; Secretario personal de Trujillo; Cónsul en Nueva York; Subsecretario de Agricultura; Vicepresidente de la Junta Directiva del Partido Dominicano desde su fundación; Secretario de Trabajo en 1935; Cónsul en Barcelona España; el 23 de enero de 1947 fue designado por Decreto Presidente del Consejo Administrativo del Distrito de Santo Domingo; Senador por Moca Provincia Espaillat, y, entre otras, contratas, exoneraciones, favores, designaciones y cargos, Diputado por Ciudad Trujillo en 1958, donde pide declarar de urgencia el Proyecto de ley de su pariente y también Diputado Miguel Ángel Báez Díaz, que confirma y ratifica el rango de Generalísimo para Rafael Leonidas Trujillo. Ver: http://www.listindiario.com/la-vida/2008/5/30/60790/Un-personaje-muy-controversial-llamado-Modesto-Perez-Quezada

Manuel Arturo Peña Batlle es uno de los intelectuales más acabados y completos de la historia dominicana que sirvió durante décadas al régimen, constituyendo junto a Porfirio Herrera Billini, Emilio Rodríguez Demorizi y otros, entre los que se incluye a Joaquín Balaguer y a Fello Vidal, la zapata ideológica del régimen de Trujillo, sus consultores y redactores mas calificados, la cabeza ideológica y pensante de la estructura.
Nació en Santo Domingo, el 26 de febrero de 1902, escritor, investigador de la historia, ensayista, jurista graduado en la Universidad de Santo Domingo en 1923, luego catedrático de Derecho Internacional Público, en 1943 fue nombrado Secretario de Estado de Interior y Policía, convirtiéndose en uno de los intelectuales dominicanos mas fieles a la dictadura.
Diputado por San Pedro de Macorís en 1942 y Presidente de la Cámara de Diputados, Embajador en Haití en 1947, Secretario de Relaciones Exteriores en 1950, Secretario de Trabajo, fundador del Instituto Trujilloniano y presidente de la Comisión para la celebración del primer Centenario de la Independencia.
Peña Batlle y su obra han sido objeto de no pocos estudios y ensayos críticos por parte de intelectuales dominicanos destacados porque consideramos que representa la cabeza más visible y preclara del conservadurismo intelectual e ilustrado de la Era, marcado con ribetes de antihaitianismo. Peña Batlle, fue el redactor y mente maestra de los Acuerdos Fronterizos entre la República Dominicana y Haití, que dieron origen y base jurídica a la matanza de haitianos de 1937, conocida como El Corte. En Elías Piña el 16 de noviembre de 1942 pronunció su discurso, “El sentido de una política” en testimonio de adhesión y gratitud al Generalísimo Trujillo, con motivo del Plan Oficial de dominicanizacion de la frontera, diseñado por Peña Batlle y un grupo de asesores del régimen y que contenía la política exterior de Trujillo con respecto a los haitianos.
En su calidad de Secretario de Relaciones Exteriores de Trujillo se encargó de divulgar internacionalmente las bondades del régimen y servir de negociador ante otros gobiernos, llegando incluso a dictar conferencias en la Casa Blanca como la del 1 de julio de 1945, ante el Presidente Harry S. Truman y todo su Gabinete, que fue reseñada por la prensa norteamericana y por la prestigiosa Revista Life.
Como escritor publicó “La Patria nueva”, Impresora Dominicana, Ciudad Trujillo, 1948, “Historia de la cuestión fronteriza dominico haitiana”, Ciudad Trujillo, Editorial Luis Sánchez Andujar, 1946 y “La Política de Trujillo”, publicada después de su muerte en Ciudad Trujillo, Impresora Dominicana, 1954. Murió en Santo Domingo, el 15 de abril de 1952.

Otra calle trujillista es la que consagra la memoria de Luís F. Thomen, quien desempeñara algunos cargos durante la Era, aunque nadie se atrevería a señalarlo por acciones non sanctas, y quien entre otras designaciones fue nombrado mediante Decreto Número 6021 de fecha 31 de agosto de 1960 y publicado en la Gaceta Oficial Numero 8503, Embajador Extraordinario y Plenipotenciario ante la Santa Sede.
Buscando datos en Efemérides Dominicanas, de autor no identificado, descubrimos con estupor donde dice que Gustavo Adolfo Mejía Ricart había luchado contra la ocupación nortericana de 1916 y que además de esa honrosa actitud, era luchador antitrujillista. Nada mas falso para engañar a las presentes y futuras generaciones y justificar el poner su nombre a una de las avenidas de la Capital. El Señor Mejía Ricart, que no debe confundirse con el guerrillero Octavio Augusto Mejía Ricart- Guzmán, que vino en el desembarco del 14 de junio, formó parte del equipo de intelectuales que, junto a Joaquín Balaguer, Manuel Arturo Peña Batlle, Manuel de Jesús Troncoso de la Concha, Emilio Rodríguez Demorizi y Ramón Marrero Aristy, entre otros, sirvieron de soporte ideológico y de maestros de la propaganda para exaltar las virtudes y la obra de Trujillo. Estaban enquistados en el régimen y eran fundadores de instituciones como el Instituto Trujilloniano, la Academia Dominicana de la Historia, los Ateneos y los claustros de la entonces Universidad de Santo Domingo. Mejía Ricart desempeñó varios cargos en esa alta casa de estudios, y, en tiempos en que los Senadores y Diputados eran elegidos con el dedo índice de Trujillo y designados como tales en la Capital, entonces Ciudad Trujillo o en cualesquier Provincia del país sin importar si vivían o sabían andar o llegar a ella, Mejía Ricart fue Diputado por el Partido Dominicano en cuatro ocasiones: Por Ciudad Trujillo, por la Provincia Duarte, por Samaná y por la entonces Provincia San Rafael, llamada así en honor a Rafael Trujillo. Además fue designado Juez de Primera Instancia, Abogado del Estado ante el Tribunal de Tierras, Presidente del Instituto de Investigaciones Históricas y del Instituto Nacional de Criminología.
En una conferencia que dictara en el Salón de Actos del Partido Dominicano y en presencia del Generalísimo, publicada en el Boletín del Archivo General de la Nación, en fecha 30 de abril de 1940, titulada “El significado histórico del 23 de febrero de 1930”, año III, número 10, dice así para justificar el golpe contra Horacio Vásquez Lajara:

“Era pues necesaria una política severa, de rigor, desgraciadamente, que derribara de golpe, en un solo instante, no un régimen aislado, sino una serie de regímenes que terminarían para siempre!” y mas adelante sigue diciendo: “Envuelto estuve en todo el desarrollo de esos preliminares beligerantes que combatieron y dieron al traste con el régimen del General Horacio Vásquez y fui, en cierto modo, su adversario”


Rafael – fello – Vidal Torres
Una de las principales avenidas del expansionismo de la Ciudad de Santiago de los últimos veinte años, trajo consigo la designación de una vía con el nombre de Fello Vidal, padre de Rafael Vidal Martínez, quien al igual que su predecesor, fuera Secretario de la Presidencia.
Rafael Vidal Torres era periodista, un verdadero intelectual cultivado y autodidacta que bien podría colocarse al lado, aunque un poco debajo, de un Manuel Arturo Peña Batlle, por no tener una formación académica acabada. Fue Director y fundador del periódico La Nación, diario oficial del régimen, fundado el 19 de febrero de 1940 y circulaba de lunes a sábado.
Fue Secretario de la Presidencia, amigo de Trujillo, cultivó amistad con Balaguer y al igual que éste, fue Director del Periódico La Información de Santiago de los Caballeros. Fue siendo civil, ayudante y Secretario personal de Trujillo, desde cuando este tenia su despacho en la Fortaleza Ozama, asesorándolo gracias a su proverbial inteligencia, era una especie de oráculo personal de Trujillo. Cuando Trujillo asciende al poder, el 16 de agosto de 1930, el primer Decreto es para nombrarlo Secretario de la Presidencia. Años después se declaró opuesto a la muerte dada al General Desiderio Arias, por lo que se puso aparentemente en malas con el Generalísimo, aunque siempre le dispensó un trato de respeto y admiración. Desiderio Arias, un caudillo militar de la línea noroeste, había sido Senador y Secretario de Agricultura. Fello también había sido Senador del Partido Dominicano por Santiago de los Caballeros siendo designado mediante Decreto número 1869 del 23 de abril de 1937, Secretario de Agricultura.
A la fecha de la muerte de Trujillo era Gobernador de Santiago y tenia una estancia en Pontezuela adonde iban la mayoría de los funcionarios a buscar consejo y orientación en el manejo de sus tareas oficiales. A principios de junio de 1961, durante una rueda de prensa en los salones de la Gobernación provincial, se mostró nervioso y hasta llegó a mostrar su arma de fuego a los reporteros en forma intimidante, según relata, con soporte fotográfico, Raffi Genao en su obra “La venda transparente” y aparece en los archivos de imágenes de la Revista Life.
La familia de la Maza Vásquez, al igual que el Clan de los Díaz, merece capítulo aparte en este reducido listado de trujillistas con calle. Comenzando con el Capitán Octavio de la Maza, oficial piloto del Escuadrón de Caza Ranfis, de la otrora Aviación Militar Dominicana, fundada en 1948, un año después de la creación de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, pertenecía a una de las familias favoritas del tirano, afectos al régimen, que durante largos años se lucraron y fueron favorecidos por contratos de grado a grado para la construcción de obras públicas, entre ellas la carretera de Dajabón a Restauración en la línea noroeste, el ingreso a las Fuerzas Armadas y ascensos meteóricos, sin escalafón y sin la debida preparación académica, la administración al entonces Capitán del Cuerpo de Ayudantes Militares, Antonio de la Maza, hermano de Tavito, de los comedores militares, el compadrazgo con Trujillo de algunos de sus hijos y sobrinos, y por supuesto la participación en juergas y francachelas o también en fiestas de gala en Palacio, entre otros bacanales de aposento.
El hecho de enviar a Octavio de la Maza a fungir como copiloto del norteamericano Gerald Murphy a secuestrar en plena Quinta Avenida de Nueva York al profesor vasco y agente doble de la Agencia Central de Inteligencia, CIA y del Buró Federal de Investigaciones, FBI, de los años de J. Edgar Hoover; Jesús de Galíndez, demuestra de manera irrefutable no solo la confianza casi absoluta de Trujillo para con esta familia, mayormente Antonio y Tavito, sino, y mas grave aun, demuestra lo altamente comprometidos que ambos estuvieron con el régimen y la gran implicación que tuvieron en las actuaciones del Generalísimo.
El problema fue que en el caso Galíndez se aplicó una de las reglas de la mafia italiana que consiste en eliminar a los mismos ejecutores de los asesinatos con el fin de borrar todo rastro o todo testigo que pueda delatar a los autores intelectuales.
En cuanto a Antonio de la Maza, cuyo nombre aparece prácticamente en calles en todas las provincias y en la Capital dominicana, puede afirmarse, para fortalecer lo anterior, que era un hombre de absoluta confianza de Trujillo, si era que Trujillo confiaba en alguien. Era hijo de Ernestina Vásquez, sobrina del Presidente Horacio Vásquez y del General de la montonera, Vicente de la Maza, militar sin formación académica. Eran los warlords, caporales o caudillos regionales de fines del siglo XIX y la etapa previa al advenimiento del régimen. Para Trujillo, su gran tarea inicial fue la de consolidar y centralizar el poder que en realidad estaba bastante disperso y en muchas manos al mismo tiempo.
En Moca, el General Cipriano Bencosme resultó muerto en las montañas de Jamao al norte, el 19 de noviembre de 1930, enfrentando las tropas oficiales, había sido Diputado del Gobierno de Horacio Vásquez; en la Línea noroeste cayó, comenzando la Era, el General de montonera Desiderio Arias; en Santiago el Caporal era el General de montonera, José - Piro- Estrella, tío del primer Vice de Trujillo, Rafael Estrella Ureña, padre de Salvador Estrella Sahdalá, uno de los ejecutores del Generalísimo, que supo adaptarse y reciclarse al nuevo orden traído por Trujillo, antes del régimen cumplir su primer año se hizo su compadre y hombre de absoluta confianza, repito, si es que Trujillo se atrevía a confiar en alguien.
Antonio de la Maza fue presentado a Trujillo por el General José Estrella, en Santiago de los Caballeros y así, de ese modo y forma, entre amigos y compadres, logró su ingreso como Oficial del Ejército Nacional, hizo carrera aunque no academia ni “centro” luego el Jefe, su protector, lo asciende hasta llegar al rango de General de Brigada, adscrito a su Cuerpo de Ayudantes Militares, además fue Gobernador Provincial de Moca, Provincia Espaillat. En la Gobernación de Moca aparece la fotografía de Antonio de la Maza con traje de General del Ejército Nacional, en funciones de Gobernador Provincial.
Otro colaborador de Trujillo con calle que consagra su nombre y memoria, es el General Emilio Ludovino Fernández, quien nació en Puñal, Santiago; siendo Coronel del Ejército Nacional fue nombrado, mediante Decreto del 29 de noviembre de 1943, como Jefe de la Policía Nacional, permaneciendo en el cargo casi cuatro años, hasta el 17 de mayo de 1947. Una calle de la Urbanización Fernández lleva su nombre, además fue investigado por el secuestro en la Quinta Avenida de Nueva York del Profesor vasco Jesús de Galíndez, y se cuenta que siendo Primer Teniente le llevó a Trujillo, en prueba de lealtad, un saco con la cabeza del General Desiderio Arias, quien antes había sido Secretario de Agricultura del Gobierno de Horacio Vásquez Lajara, designado mediante Decreto número 1250 del 3 de marzo de 1930, dándosele licencia para dedicarse a sus actividades proselitistas para su candidatura a Senador por Monte Cristy.
A Trujillo no le gustó la idea de mostrar el cuerpo decapitado de Desiderio, por eso encargó a un médico de apellido Delgado que se la cosiera y fuera velado y expuesto en debida forma. Es el único Jefe de la Policía Nacional que tiene una calle con su nombre.
A resumidas cuentas, y quedándose algunas calles en el tintero, si el régimen que encabezara, en el trono algunas veces o detrás del trono en otras, Rafael Leonidas Trujillo Molina, hubiese habido tantos luchadores antitrujillistas como se han destapado luego de su asesinato, no hubiese sido posible que se mantuviera por espacio de mas de treinta años en el poder.

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