Globalidades
“Caamaño”
Damián Enrique Arias
Matos
El
Coronel de la Fuerza Aérea Dominicana, Francisco Alberto Caamaño Deñó, no era el hombre
indicado para ser el líder indiscutible de la revuelta cívica del 24 de abril
del 1965. Le seguían como una sombra perniciosa su formación y fortuna
familiares ligados al régimen de Trujillo, por ser el hijo del Teniente General
Fausto Caamaño Medina, Ministro de Guerra y Marina, equivalente actual al cargo
de Ministro o Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas. Unido a ese hecho
insoslayable estaban sus relaciones y correrías con Ranfis Trujillo, de quien
llegó a ser Edecán Militar, Porfirio Rubirosa y sus demás corifeos, su ingreso
y ascenso meteórico, primero como Guardiamarina, (Cadete) de la Marina de
Guerra el jueves 18 de julio de 1949 con 17 años un mes y siete días de edad.
A
los veintidós años el Generalísimo Rafael Leónidas Trujillo Molina, lo
recomendó, al regreso de unos de su viajes al exterior al que Caamaño le
acompañara como parte de su séquito, para ser ascendido a Capitán de la
Infantería de Marina, pero su padre se opuso porque pensó que estaba muy joven
para asumir las responsabilidades que implicaba su rango, entonces duró 7 años
como Capitán y ya muerto Trujillo, fue ascendido a Mayor el 9 de agosto de 1961
y designado Intendente General de la Fuerza Aérea Dominicana, luego ascendido a
Teniente Coronel el 22 de mayo de 1962, es decir nueve meses después, gracias a
la sugerencia o recomendación hecha en su favor por los asesores
norteamericanos de la Agencia Internacional para el Desarrollo AID, para la
creación del Departamento Antimotines de la Policía Nacional, los cascos
blancos que funcionaba en la Fortaleza Ozama, reprimiendo cruelmente los
movimientos de protesta del Sindicato Portuario de Arrimo, POASI, de la
Corporación Dominicana de Electricidad y del Sindicato Unido de Trabajadores
del Central Romana, siendo ascendido a Coronel transitorio 68 días después el 8
de agosto del mismo año y designado Comandante del Departamento de Radio Patrulla
y confirmado en el rango de Coronel, el 1 de octubre del mismo año. “CAAMANO,
CLAUDIO: CAAMAÑO GUERRA CIVIL 1965”.Tomo 1. Santo Domingo, 2007, Págs. 33, 37,
41, 51, 52, 53 y 54.
Durante
su estadía en los Cascos Blancos las tropas del entonces Coronel policial,
reprimieron cruelmente los movimientos de protesta del Sindicato Portuario de
Arrimo, POASI, de la Corporación Dominicana de Electricidad y del Sindicato
Unido de Trabajadores del Central Romana, haciendo que la sola mención de su
apellido paterno causara gran temor, luego de su participación en las matanzas
del baño de sangre de Palma Sola en San Juan de la Maguana a finales de 1962,
donde casi resulta muerto; carnicería instigada por una campaña mediática y por
la Iglesia Católica al sentir desplazado su liderazgo espiritual por prácticas
de ocultismo encabezados por Olivorio Mateo y su hermano gemelo.
Caamaño
no era el hombre de la Revolución, repetimos. Le faltaba todavía el puente
hacia la eternidad. Caamaño asistió a la encrucijada de la historia atendiendo
a la cita que ella le planteara. Haciendo un ejercicio de conjetura histórica
nos imaginamos al Coronel de abril y Caracoles ponderando lo que habría de
hacer ante la crisis y evaluando posibles cursos de acción. Sus compromisos con
el régimen, nadie lo señala como matón, torturador o agente represivo señalarlo
como matón o torturador, tenía un ineludible peso. Faltaba la decisión para dar
el salto y grabar su nombre en las páginas inmortales que lo contienen.
A
los tres días de la revuelta cívica, ya Francis Caamaño era el líder indiscutible
del proceso. El martes 27 de abril se presentó al Puente Duarte con su fusil a
la cita con la historia, aunque el General Elías Wessin y Wessin insistió en
que no hubo tal batalla del puente. Bien pudo quedarse a la saga medrando a la
sombra del poder y observando el curso que tomaban los acontecimientos, hacer
alguna declaración de prensa, participar o inventarse alguna escaramuza y luego
pasar los vouchers y facturas a la nación, convertirse en otro “héroe nacional”
más y beneficiarse en todos los gobiernos. Pero su calidad humana y su conciencia
del compromiso que se presentaba ante él lo hicieron asumir su papel.
Al
Coronel Caamaño le hubiere bastado aquel heroísmo del Puente Duarte, peleando
contra los tanques de una caravana de más de un Kilómetro de largo, así como
enfrentar el bombardeo genocida de los aviones Mustang P-51 y Vampiro MK-5
enviados por el General Wessin y Wessin del CEFA desde San Isidro, a cruzar a
la Capital donde tenía su centro de comando y operaciones Caamaño y los Constitucionalistas.
A
Caamaño le hubiese bastado el puente por los hechos efectuados y dirigidos por
él en aquella acción bélica, porque en términos de teoría de la guerra no fue
una batalla, para ser el héroe que es no hubiera necesitado enfrentar a la
82ava. División Aerotransportada de los Estados Unidos que había invadido a
Santo Domingo disfrazada de Fuerza Interamericana de Paz, FIP, comandada por el
General Brasileño Hugo Panasco Alvin. Tampoco hubiese necesitado su martirio
fruto del desembarco de playa Caracoles en San José de Ocoa, luchando contra el
régimen de Joaquín Balaguer. Con el puente Duarte no hubiera necesitado un
Black Jack.
Otro
aspecto a considerar es ponderar cual era el contexto mundial y local en que
Caamaño se encontraba. En enero 1965 había muerto el ex Primer Ministro inglés
Sir Winston Churchill, desde el 1 de enero 1959 hacía ya más de seis años, el
Doctor Fidel Castro Ruz gobernaba Cuba ya convertida en República socialista,
en plena guerra fría y había logrado humillar a las tropas invasoras de Bahía
de Cochinos, en nuestro país habían sido celebradas las primeras elecciones
libres después de la muerte de Trujillo el 20 de diciembre 1962, siendo electos
el profesor Juan Bosch como Presidente y el Doctor Segundo González Tamayo como
vicepresidente cometiendo el error garrafal aunque no pudo hacer otra cosa, de
confirmar en sus puestos a los mandos militares que tenía el gobierno anterior
del Consejo de Estado, ahí estaba precisamente la semilla del mal, que habría
de deponerlo, siete meses después el 25 de septiembre 1963.
¿Pero
quienes fueron los modelos inspiradores del Coronel Caamaño para este dar el
salto? Saltan a la vista dos figuras fundamentales representantes de las ideas
socialistas. Son ellos Fidel Castro y el comandante Ernesto Che Guevara.
Caamaño los vió en televisión y en la prensa escrita fumando puros cubanos,
barbados y con el mismo tipo de gorra plana que él usaba, armas en mano y
ebrios del fervor revolucionario recorriendo las calles de La Habana aquel 1 de
enero de 1959. Otro líder inspirador para Francis lo fue el Doctor Manuel
Aurelio Tavares Justo, quien además de ser viudo de Minerva Mirabal, se
presentó a inmolarse en las Manaclas en las montañas, de San José de las Matas,
en la Cordillera Central.
Siendo
asesinado junto a sus compañeros el 21 de diciembre de 1963, reclamando la vuelta
a la Constitución del 63 y el regreso de Bosch al poder, “luego de ser
apresados por militares al mando del entonces Mayor Ramiro Matos González quien
cumple la orden de asesinarlos, trasmitida por el Coronel Adriano Valdez
Hilario, cuando se habían entregado en rendición con bandera blanca,
acogiéndose a las garantías que dió el triunviro Manuel Tavares Espaillat,
leída por la radio oficial, y lanzada impresa por aviones en las zonas de
operaciones “. Cita del libro anterior Págs. 94 y 95,
Por
ese golpe a la democracia, se fue a “las escarpadas montañas” de Quisqueya, un
líder de la talla del Doctor Manuel Aurelio Tavares Justo a inmolarse, junto a
un puñado de valientes soñadores. El Triunvirato les había garantizado,
lanzándole panfletos con aviones y mediante mensajes de radio,
que se le
respetarían sus vidas. El 21 de diciembre de 1963 fueron apresados vivos en las
alturas de Las Manaclas y fusilados en el mismo lugar.
Crea
un grave desconcierto y mueve a perplejidad el hecho de que cuando el Partido
Revolucionario Dominicano volvió al poder, quince años después, en 1978, los
ejecutores del fusilamiento de Manolo; el Mayor General ® Rafael Adriano Valdez
Hilario, E.N. y el Mayor General ® Ramiro Matos González, E.N., ambos fueron
premiados como Secretarios de Estado de las Armadas; el primero desde el 16 de
agosto de 1978 hasta el 26 de febrero de 1980 y el segundo desde el 16 de
agosto de 1982 al 17 de agosto de 1984.
Todos
estos procesos y acontecimientos forjaron el Francisco Alberto Caamaño Deñó que
conocemos y que ha entrado a la historia con su nombre escrito en letras de
oro. Le faltó todo ese sacrificio, del abandono de su familia, su desapego y
falta de ambición personales y su decisión firme de seguir el ideal del hombre
nuevo que le inspirara Ernesto Che Guevara. Ahora no se sabe dónde están
dispersos sus huesos.