martes, 7 de febrero de 2012

Perspectivas globales ante el Siglo XXI

PERSPECTIVAS GLOBALES ANTE EL SIGLO XXI

A manera de preámbulo, puede afirmarse de manera dolorosa y categórica, que la historia de la Humanidad es la misma historia de sus guerras, sean estas grandes o pequeñas, mundiales o regionales.

Todo planteamiento, plan de desarrollo, planes y propósitos nacionales, deben ser diseñados tomando en cuenta el clima social y militar del país o región donde se pretende aplicar, cual es su grado de gobernabilidad al momento de la formulación, cuales sus aristas y hacia donde apunta la problemática.

El mundo, a lo largo de la historia ha tenido prácticamente los mismos retos. El reto defensa, el reto seguridad, el reto salud, el reto habitacional, el reto educación, el reto gobernabilidad, aunque la palabrita sea nueva, la soberanía alimentaria, aunque también sea nueva la frase, y, en el caso de las grandes naciones e imperios, los planes de conquista y expansionismo territorial.

El siglo veintiuno, agotando su primera década, abre un grueso de expectativas globales ante los retos en que vive la humanidad. Ya superada la Guerra Fría, época más propia de calenturas que de resfriados políticos y militares, se entró a un nuevo orden mundial, caracterizado por la preeminencia global de los Estados Unidos de América.

Durante el proceso de la Segunda Guerra Mundial, de 1939 a 1945, el escenario de la guerra, el teatro de operaciones era el Continente Europeo. Como país asiático solo sobresale en el conflicto, el Japón. China, la India, Pakistán, Irán, Corea, y demás naciones asiáticas fueron afortunadamente y gracias a Dios, pasivas ante el conflicto.

En cambio, en el entorno de la situación mundial actual el teatro de operaciones de esta posguerra fría, se traslada especialmente al Continente Asiático. Se libra allí la batalla de las economías y del reto energético. Atrás han quedado en la historia los años de esplendor asiático de los tres tigres, en realidad cooptados por los Estados Unidos, y satélites del sistema. Lo que sobresale es el hecho de que el despegue económico asiático, comenzó con ellos.

Durante la guerra fría la creencia religiosa era irrelevante. Lo que dividía a las naciones era la ideología. Pero, luego del proceso del establecimiento del Estado musulmán en Irán, con el Ayatolah Kohmeini como líder político - religioso en 1979, y con la caída, o mas bien el paso a la papelera de reciclaje de la historia de las ideologías, el asunto de la problemática mundial ha cambiado, y mucho.


El espacio de poder e influencia dejado por la URSS en Europa, había que llenarlo con otras formas de coloniaje propias de la Globalización, ya sea mediante el intercambio comercial, los acuerdos estratégicos y de defensa, la formación y el fortalecimiento de bloques regionales de aliados en la Unión Europea y la ofensiva diplomática, en algunos casos.

Actualmente religión y mercados dividen a la gente, la conquista del poder implica no al Wallayah de los dioses escandinavos, una especie de edén idílico, sino la capacidad de armarse atómicamente para disuadir, amenazar o protegerse de Estados y Gobiernos hostiles,

Esto junto a la búsqueda de detentar, dominar y administrar las reservas mundiales de energía, necesarias para echar a andar la maquinaria de la vida contemporánea. El petróleo, el carbón y el gas natural, se han convertido, junto al poderío atómico, en armas de disuasión.

Estos recursos estratégicos están concentrados en Eurasia. Por el Estrecho de Ormuz circula el cuarenta por ciento del petróleo del mundo, mientras que países como Arabia Saudita, Estado peón de Estados Unidos, Irak, Irán y Afganistán, entre otros, se encargan de producirlo. Solo dos países representan a la América Latina en la OPEP, Venezuela y Ecuador.

El mundo actual necesita energía, energía que proviene de fuentes naturales no renovables, la energía está, mayormente en Eurasia, junto a los otros veintiún recursos estratégicos necesarios para dominar el mundo.

Al colocarse los Estados Unidos en la posición de primera potencia global de la historia, en tiempos de alta tecnología de la era de la información, de la sociedad de consumo y de la búsqueda lógica y atendible de consolidarse en esa posición, ha tenido que ir a buscar esos recursos al Oriente Medio, al Cáucaso, al Estrecho de Ormuz, donde están los grifos y los grandes oleoductos que alimentan las estufas y motores del mundo industrial y doméstico. El asunto entonces es económico mas que de puras ideologías o diferencias doctrinales y ortodoxas.

La situación mundial era vista, hasta después del final de la Segunda Guerra Mundial con una visión eurocéntrica, ahora, en la pos guerra fría y en la actualidad, la visión de la situación mundial es asiocéntrica por necesidad.

La situación mundial actual está marcada por este cambio de escenario o teatro de operaciones de Europa hacia Asia, junto al repunte de China como potencia mundial y camino, si la historia no da un salto, a ser la próxima potencia global.

Del otro lado está la Unión Europea, cada vez mas liderada por Alemania, con una moneda fuerte mientras el dólar decae vertiginosamente, estrenando nueva Constitución y un nuevo Presidente. Dotada de una estabilidad política envidiable, y una superestructura industrial que es líder mundial, aunque afectada por la masiva inmigración ilegal.

Entre el poderío estadounidense, que procura aliados fieles en Asia para sus planes de expansionismo y dominio mundial, el cerco al preocupante avance económico chino que ya lleva casi veinte años creciendo y la aparente siesta que vive Europa luego del cansancio de las dos guerras mundiales que hicieron del Siglo XX el más sangriento de la Historia, es que se decidirá, en el teatro de operaciones asiático, hacia donde va el siglo XXI y hacia donde va la historia de la humanidad y de la Civilización en sus próximos capítulos.

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