lunes, 31 de marzo de 2008

la mentira historica de la ocupacion haitiana de 1822

Libros de texto, conferencias, profesores, artículos y hasta ensayos escritos por autores dominicanos y extranjeros continúan propagando la mentira histórica de la llamada ocupación haitiana a Santo Domingo del 9 de febrero de 1822.

Se trata de la única ¨ ocupación¨ de la historia de la Humanidad donde los ocupados le entregan las llaves de la ciudad al invasor en un acto solemne.

Para analizar un hecho histórico, sea una acción militar o no, y de acciones militares está preñado el camino de la Historia, se debe verlo a contraluz y atento a sus antecedentes que le dan origen y forma.

Al pensar en febrero de 1822 nos llega como fecha trascendente y próxima la del 1 de diciembre de 1821, cuando el Licenciado Don José Núñez de Cáceres proclama, dentro de la incertidumbre y falta de liderazgo políticos que se vivían, la llamada Independencia Efímera. Acción motivada, entre otras cosas por el riesgo de que se estableciera el esclavismo como medio de producción en la abandonada parte este o parte española de la Isla de Santo Domingo.

Con pavor hemos escuchado a profesores y alumnos repetir como loros que los haitianos invadieron la República Dominicana aquel 9 de febrero de 1822. Sin tomar en cuenta que ni siquiera éramos nación a esa fecha, ya que en la expresión geográfica llamada Isla de Santo Domingo existía una sola nación, la República de Haití que había sido proclamada independiente el 1 de enero de 1804.

En la parte este o parte española, en franco abandono a su suerte por los inconvenientes que tuvo España a nivel económico y político a nivel interno y en sus relaciones con sus rivales colonialistas de Inglaterra y Portugal, no había una nación en sentido estricto, ni siquiera había una caricatura de Nación.,

Incluso no había todavía un sentir dominicanista, ni se sabía cómo habría de llamarse el proyecto de Nación esbozado a partir de 1838 por los Trinitarios. Tan solo se sentían ser no haitianos, aunque al territorio que ocupaban que es la actual República Dominicana se la llamaba como el Haití español. Es decir que en pocas palabras el germen de la nación dominicana fue esencialmente racial. Debo ser alguien porque no me siento ser haitiano.

Esa división de la Isla de Santo Domingo entre españoles y franceses fue dada a partir de 1795 por el Tratado de Basilea, que constaba de un preámbulo y 17 artículos. Por ese Tratado Francia devolvía los territorios ocupados en España mientras que a cambio España cedía a Francia la parte española de la Isla de Santo Domingo, ya que los franceses controlaban la parte Occidental de la Isla desde el 20 de septiembre de 1697 mediante el Tratado de Riswick, firmado en las entonces llamadas Provincias Unidas, actualmente Países Bajos. Mero reparto y regateo de intereses después de las guerras. Santo Domingo, o mas bien la parte este no pertenecía ni a franceses ni a españoles, aunque sus residentes tenían un alto rechazo a Francia y los territorios seguían bajo aparente control de la Corona Española, mientras se decidía lo que habrían de ser en el futuro.

Del contenido de ambos tratados y del hecho histórico de la Independencia Haitiana, primer país independiente de raza negra, se desprende que no éramos nación todavía.

En 1801 Toussaint Louverture invade la parte española y llega a la actual Santo Domingo. Entra en guerra con los franceses y vence las escasas tropas que Napoleón había enviado a la Isla mas preocupado por dominar Eurasia que gastar recursos yendo a dominar una República originada por el mercado negrero de la sociedad esclavista que utilizó la parte española como depósito humano, mientras se hacía a la idea de dominar Rusia y marchar frente a la Catedral de San Basilio y la Plaza Roja, llamada así no porque, como creen muchos, el rojo es el color del Comunismo.

Lo ayudaron a vencer en su guerra, además de la desigualdad numérica, la unión de los esclavos libertos, decididos a no volver a la esclavitud y el mosquito transmisor de la fiebre amarilla que preferían atacar la carne fresca de los franceses que no había sido curtida por el sol abrasador de los trópicos.

El interés de Jean Pierre Boyer era, con el consentimiento de los futuros dominicanos, incorporar la parte este, convertida en una res nulius, o una cosa sin dueño, a la República haitiana. El mismo José Núñez de Cáceres proclamó la República de Haití en la ciudad de Santo Domingo dejando sin efecto al llamado Estado Independiente de Haití Español, que duró cinco semanas. Nuestro primer Estado fallido.

En Santo Domingo no se le hizo resistencia a los haitianos en 1822, como se le hizo en las intentonas de 1801 y 1805. Entró en juego el factor conveniencia. Pensaron, nada somos pero uniéndonos a ellos somos alguien, esto unido al elemento natural del instinto de sobrevivencia de los sectores económicos de las regiones norte y sur central de la parte este de la Isla.

La unificación política de la isla se efectuó con la aprobación de la mayoría de los futuros dominicanos, ya que estos, a juzgar por las correspondencias con Boyer, creían que la unión les daría libertad, porque traería los Códigos napoleónicos como modelo de Estado, le proporcionaría seguridad por tener ellos mejor armamento fruto de los reductos de la presencia francesa y el bienestar económico que trae la estabilidad política.

Boyer por su parte, alegó siempre que fue llamado por los dominicanos y que la unificación entre la parte Este y Oeste fue para impedir que una nación esclavista se apoderara de la segunda parte y pusiera en peligro la primera. Como vestigio arquitectónico de la presencia haitiana quedó solamente el Palacio de Borgellá, entonces sede del Ejecutivo, ubicado frente al Parque Colon, en Santo Domingo.

Aunque una de las primeras medidas fue la proclamación de la abolición de la esclavitud como medio de producción algo que benefició a más de nueve mil esclavos que había de este lado y que debieron seguir sus labores en las parcelas de sus antiguos amos, pero a cambio de un salario y en mejores condiciones.

Boyer es el primero que trae la reforma agraria a estos territorios, trajo además los Códigos Napoleónicos que eran, para quienes prefieren todo lo nuevo como mejor, el último grito en la legislación, teniendo como base y fundamento nada menos que a la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Todas las Constituciones del mundo que la toman como modelo son llamadas en justicia, Constituciones liberales.

Mientras que se ocupó además de establecer la división política en Departamentos o Provincias y de paso introdujo el sistema de la representatividad democrática de los ciudadanos.
Boyer desplegó una ofensiva bastante consistente contra el predominio económico de la sociedad hatera, que, quiérase admitir o no, fue el modelo económico que parió la llamada Independencia dominicana.

De donde se desprende que el período haitiano fuera además de una etapa de profundos cambios sociales e institucionales, un periodo de notable crecimiento económico. Durante la ocupación haitiana, consolidaron las nuevas relaciones de producción que se venían gestando desde el siglo XVIII, afirma el Profesor Roberto Cassá en su Historia Social y Económica de la República Dominicana.

El Código Agrario instaurado por Boyer tuvo como propósito principal en la parte Este la repartición de terrenos de la reforma agraria, eliminando los terrenos comuneros, como lo demuestra la ley del 8 de julio de 1824 que afectó considerablemente a los grandes terratenientes, incluyendo a las extensas propiedades de la Iglesia Católica que tuvo que aceptar que gran parte de sus terrenos fueran repartidas a los campesinos.

Estas medidas y la implantación de su Código Rural lo hicieron tener enfrentamientos con los hateros, quienes al ver afectados sus intereses y la amenaza del pago de impuestos, organizaron la llamada Conspiración de Los Alcarrizos de 1824.

Queda claro, entonces, que la alegada ocupación no lo fue tal, que la llamada en forma abiertamente racista como la ¨larga noche de veintidós años de ocupacion¨ lo que trajo fue progreso a la parte Este de la Isla y que de ahí en adelante esta se fortaleció y comenzó a enterarse de quienes eran y quienes podrían llegar a ser.


1 comentario:

Unknown dijo...

Hombre, me parece fantastico. Si esa luna de miel hubiera sido tan provechosa y tan maravillosa, todavia seriamos un parcho de Haiti. Imaginese usted la isla entera desforestada y con 20 millones de indigentes.
La eliminacion de la esclavitud era inevitable y la hizo el invasor para granjearse el apoyo de los 9000 esclavos que habia en el momento. Y como usted dice, encima los convirtieron en siervos obligados a trabajar para sus mismos antiguos amos, en un sistema muy parecido al de los bateyes del siglo 20. Se le olvida mencionar el cierre de la universidad y del intento constante de restringir el idioma y constumbres que tuvieron nuestros antepasados en los 3 siglos anteriores. No nos hicieron ningun favor. Si acaso, hicieron a los del lado del este darse cuenta que eran algo diferente al espanol, al frances y al haitiano, y consolidaron el deseo de ser independientes. Se le olvidan tambien las sucesivas guerras de invasion dirigidas desde Haiti durante casi dos decadas despues de la independencia del 1844? Quien los "invito" esas veces? Pobre Duarte! Asi le agradecemos sus esfuerzos!