lunes, 31 de marzo de 2008

VISITA A SCHOPENHAUER

El viejo sabio Arthur Schopenhauer ha consentido, luego de muchas gestiones y cuestionamientos de secretarias, amanuenses y enviados especiales, recibirme en su vieja casona. Vestido con una bata china que recuerda a Voltaire en la ancianidad, unas desordenadas y canosas patillas, me tendió su rugosa mano herida de años semejante a su frente herida de sabiduría. Lo esperaba de más estatura, pero quizá los años lo han encorvado un poco, junto al mucho pensar.
Confieso que me asustó su presencia al encontrarme ante el hombre que competía con Hegel el liderazgo del pensamiento alemán de su tiempo y que, ese compartir fue en realidad una competencia que lo arrastró a las aulas de la Universidad de Berlín, donde Hegel reinaba y allí fue Don Arthur como docente privado, abandonando el cargo a los seis meses.
Schopenhauer me clavó su mirada de anciano que no ha perdido la curiosidad y, como queriendo salir de mi, me dijo en tono sentencioso
- Nací en Danzing, Alemania el 22 de febrero de 1788 y la prensa y los libros registran mi muerte en Francfort del Mein, el 21 de septiembre de 1860. En 1819 publiqué mi obra, incomprendida por las cerradas mentes de la época, El Mundo como Voluntad y Representación. Hijo de burgueses liberales y acomodados, me pude dedicar a la vida contemplativa y al inútil oficio de filósofo, tras la muerte de mi padre. Aunque, cinco años antes ya había publicado mis tesis, en 1813, de la Cuádruple Raíz del Principio de Razón Suficiente, en las que dejé por sentado mis diferencias conceptuales con los ideales postkantianos, su Crítica de la Razón Pura…

- Interrumpí al viejo sabio diciéndole que ya todo eso lo puedo leer en las enciclopedias o en Internet, luego de dar varios clicks, que lo que me interesaba era conocerle y mas que nada obtener su opinión acerca de la mujer, él que nunca se casó y vivió una vida de soltero acomodado.
- Ah, me dijo, usted viene de tan lejos en el tiempo y el espacio para ocupar mi espacio y hacerme perder el tiempo.
- Perdone Maestro, le contesté, no he querido importunarlo, pero he sido sincero al decirle francamente el interés principal de mi visita.
- Tenga presente que yo ya no concedo entrevistas. Estoy retirado en el mismo silencio de Ezra Pound, que se refugió a escribir sus ¨Cantos¨, esperando que llegue el gran silencio definitivo. El tren de la muerte a buscarme.

- Pero le diré lo que pienso de las mujeres, es posible de que me falle la memoria y ponga otras cosas distintas a lo que ya dejé en mis libros en torno a ellas, pero comenzaré diciendo que lo fundamental y mas loable, acaso lo único que se puede hallar de valor en ellas es que son dadoras de vida, pueden ser madres, aunque las haya de alquiler o en Europa las mujeres no quieran parir, provocando que el viejo continente sea un continente de viejos.
La mujer, siguió diciendo el maestro, se queja a veces de que es utilizada como un objeto sexual. Pero esa es su tarea fundamental y están conscientes de ello. Por eso utilizan lo que los hombres queremos de ellas para manipularnos cual marionetas a su antojo. Son las titiriteras del circo de la humanidad.
Pero, le dije, recuerde a Hypatia, la gran matemática de la historia antigua, que estaba además provista de gran belleza según sus biógrafos y sus aportes al cálculo y a la lógica matemática. Sí, tiene razón, me interrumpió Schopenhauer, eso no dice nada a su favor, ya que todas las mujeres son Hypatias por su habilidad para calcular las ganancias que han de obtener de su relación con los hombres. Todas traen una calculadora bajo el brazo al nacer.

- Además, luego de mi muerte, Inglaterra se convirtió en el taller del Mundo, comenzó la pacifica revolución industrial y el maquinismo. La mujer salió del hogar y sus rutinas vulgares que Vermeer consagrara en sus pinturas y se fue a las fábricas como obrera, pero ninguna se atrevió a inventar nada. No hubo una Edison. Ni siquiera tres aparatos fundamentales que las redimieron de las duras tareas del hogar por el automatismo, y son la máquina de coser, inventada por el judío Singer, la máquina de lavar ropa y la máquina de escribir, que aseguró su paso de la factoría a las oficinas, centros del poder y donde se toman las decisiones. La mujer nace con un centro de poder en el centro de su cuerpo, por eso le fascina el poder. Si no lo detenta, influye al menos. La mujer es además un premio que no decide un jurado, sino que el mismo premio decide a quien premiar o no premiar a nadie.

- Y yo que ví, siguió diciendo el sabio, mientras yo no me atrevía a interrumpirlo, el mundo como voluntad y representación, también veo a la mujer como voluntad y representación. En sí misma, sin embargo, la Voluntad no es otra cosa que "un ciego afán (Drang), un impulso (Trieb) carente por completo de fundamento y motivos" La mujer inspira la más fuerte de las voluntades animales, la del deseo sexual. La voluntad encuentra su punto más alto en el hombre. No hay hambre por bestial que sea que se le asemeje. Y lo de la representación en la mujer no necesita explicarse.
- Pero maestro, le dije, usted está mostrando la mujer en un sentido animal, como la reina de un bestiario y desprovista de la virtud del sentimiento, lo van a acusar de misógino…

- Pero eso es la mujer, usted la ha descrito ahorrándome palabras. Ellas son la única especie animal que sangra tres días por una herida que no cura, y no muere. Quiere mas ejemplo que ese. Los hombres en realidad, ya lo he dicho antes, somos débiles y desprotegidos. De la especie animal, la que nace mas desprotegida es la humana y de los dos géneros el menos protegido es el hombre. La mujer puede fingir y fascinar con las artes con que nace, puede fingir en todo y engañar sin que se note, pero el hombre no puede fingir en el sexo, es imposible. En cuanto a la representación en la mujer, no necesita explicación alguna, ella es una máscara de si misma.
Le dije, Maestro, pero hay un aspecto que destacar y es el carácter de manipuladora que tienen, desde su más tierna infancia. Para ello utilizan sus mejores armas; belleza y seducción, tan potentes la una como la otra y combinadas tiene efectos fulminantes y mortales. Además hacen uso de su memoria de elefante para recordar faltas y detalles que hemos cometido hace años y que ya han perimido si fueran de derecho común, pero que son exhumadas o resucitadas en el momento preciso que conviene a su estrategia de discusión o acusación y que nos las tiran a la cara haciéndonos sentir en el banquillo de los acusados sin opción a fianza ni apelación.
- Shopenhauer siguió diciéndome, Además, no conozco una sola corriente de pensamiento o de ideas políticas que sea hechura femenina. Durante el Renacimiento no hay una sola pintura, escultura, pieza musical, operática, de teatro, alguna catedral o monumento hecho o diseñado por mujeres. Es mas, ni siquiera se crearon alguna religión o forma de culto, tampoco formaron imperio alguno ni dominaron pueblos.

- Maestro, le dije, pero Madame Curie fue una importante científica…, Sí claro, junto a su marido Pierre, descubrieron el Radio, base y fundamento de la bomba atómica para exterminar a la humanidad entera. En eso solamente es que ha intervenido mujer alguna de manera creativa y científica. Pero para fomentar el mal y la destrucción.

- A excepción de la poetisa Safo, que creó la estrofa sáfico – adónica, pero que no puede incluirse en el grupo de las mujeres pues era una lesbiana confesa y practicante. No era una Mujer en sentido estricto. Aunque en la época actual muchas lesbianas se han dedicado a defender los derechos de las mujeres en una forma de insultante aberración.

- Schopenhauer hizo un brusco silencio como el de quien comprende que ha hablado de más. Yo comprendí su cansancio y los signos en su cara de que lo había importunado con mis preguntas, o la expresión de lamentar haberme concedido la visita. La enfermera personal que lo atiende me aconsejó que me fuera, que era suficiente para el maestro. Me retiré de aquella casona meditando profundamente en las palabras de aquel gran sabio.

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