lunes, 12 de noviembre de 2007

"SOTO VOCE"
Historiofagia
Una de las habilidades que hay que tener en la vida no es solo cuando comenzar las cosas, sino tener el olfato y la prudencia necesarios para saber cuando terminar las cosas. Shakespeare dijo: "Bien está lo que bien acaba. Por bella que sea la corona, sea cual fuere el curso, lo que se reconoce es el final."
Las guerras convencionales que la historia registra han comenzado en la mesa de negociaciones cuando éstas han fracasado, para volver, luego de la guerra o cuando las partes en conflicto están lo suficientemente desgarradas, a la mesa de negociaciones nuevamente.
Lo que debe preocupar a los estrategas, antes de comenzar una guerra o una invasión armada, es proyectar en el futuro, cuales serian los cursos de acción para concluir el conflicto. Invadimos pero tenemos que considerar y estudiar como vamos a salir de allí.
Robert Greene, en" Las 33 Estrategias de la Guerra", aconseja: "Se te juzga en este mundo por lo bien que pones término a las cosas. Una conclusión desordenada o incompleta puede reverberar durante los años venideros, arruinando tu reputación en el proceso. El arte de concluir bien las cosas consiste en saber cuando detenerse, en no ir nunca tan lejos que te agotes o crees enemigos acérrimos que te arrojen al conflicto en el futuro. También supone cerrar con la nota acertada, con energía y estilo. No se trata solo de ganar la guerra, sino de cómo la ganas, de cómo te sitúa tu victoria para la próxima ronda. El culmen de la sabiduría estratégica reside en evitar todos los conflictos y enredos para los que no existan salidas realistas."
Estados Unidos entró en la guerra de Viet Nam, o más bien invadió Viet Nam, para evitar el llamado efecto dominó, es decir la caída, una a una, bajo el régimen comunista, de las naciones de Indochina, es decir, Birmania, Camboya, Laos y Viet Nam, estas tres últimas desde 1893 hasta 1954, estuvieron unidas bajo dominio de los franceses. Al final del conflicto, en 1973, ocho años después del primer combate con tropas norteamericanas del 14 de noviembre de 1965, comandadas por el General Westmoreland y luego de un proceso de desmonte o retiro gradual de tropas, a lo largo de los gobiernos de Lyndon B. Johnson y Richard Milhous Nixon; solo dos países habían entrado a pertenecer a la órbita soviética: Laos y Camboya. Del dominó solo cayeron dos fichas.
Proclamada en 1945 la independencia de la República en Hanoi, los franceses bombardearon la ciudad de Hamphomg en noviembre de 1946, estallando así la guerra franco vietnamita, que duró hasta 1954, pero durante el proceso, los franceses formaron un gobierno rival a los comunistas, presidido por el Emperador Bao Dai, ultimo heredero de la dinastía Nguyen. Luego de la decisiva batalla de Diem Biem Phu, los franceses fueron echados de Indochina. Una Conferencia de Paz en Ginebra dividió el país en dos en el paralelo 17, creándose así Viet Nam del Sur, con Saigon, actual Ciudad Ho Chi Minh, como Capital y Viet Nam del Norte con Hanoi, como Capital. Pronto Bao Dai fue derrocado, asumiendo el poder el anticomunista Ngo Dinh Diem, quien disolvió algunas instituciones y se dedicó a combatir al régimen comunista de Viet Nam del Norte.
Ya en 1963, Diem fue asesinado por algunos de sus generales que participaron en un complot en su contra, lo que motivó grandes contradicciones internas y un vacío de poder que hacia peligrar la estabilidad en la zona ante el riesgo de que se unificara Viet Nam mas allá del paralelo 17 con un régimen pro soviético. Ante ese temor, el Presidente Lyndon B. Johnson ordenó el bombardeo sistemático de Viet Nam del Norte y el desplazamiento de tropas, arsenales, personal técnico y de apoyo a Viet Nam del Sur, iniciando de esa manera la guerra de Viet Nam.
El Ejército estadounidense llegó a tener destinados en Vietnam del Sur, en 1969, unos 541.000 soldados. En Estados Unidos, a medida que aumentaba la intervención militar del país, la guerra se había convertido en una cuestión cada vez más polémica. Se desarrollaron movimientos pacifistas que cobraron gran auge y organizaron en las grandes ciudades marchas y manifestaciones de protesta contra la guerra, con el apoyo militante del movimiento hippie. La divulgación de las atrocidades cometidas por tropas estadounidenses en Vietnam, ya que fue la primera guerra televisada, aceleró el desarrollo del movimiento pacifista en Norteamérica y el mundo. La guerra se convirtió en un matadero y el gobierno no hallaba la forma de detenerlo y quedar lo mejor parado posible ante la historia.
Como resultado de mas de ocho años de hostilidades en una guerra que todos le buscaban un origen real o justificable, se estima que murieron más de dos millones de vietnamitas, tres millones fueron heridos y cientos de miles de niños quedaron huérfanos. Se ha calculado la población refugiada en 12 millones de personas. Entre abril de 1975 y julio de 1982 aproximadamente 1.218.000 refugiados fueron reasentados en más de 16 países. Otros 500.000, los llamados boat people,(balseros) intentaron huir de Vietnam por mar, aunque según ciertas estimaciones, murió entre el 10 y 15% de éstos y los que sobrevivieron se enfrentaron más tarde con las trabas y cuotas de inmigración incluso en aquellos países que habían aceptado acogerlos.
En la guerra de Vietnam murieron 57.685 estadounidenses y unos 153.303 fueron heridos. En el momento del acuerdo de alto al fuego había 587 prisioneros de guerra en Viet Nam entre militares y civiles, todos fueron posteriormente liberados. Una estimación actualizada no oficial calcula que todavía quedan unos 2.500 desaparecidos.
La peor manera de llevar a su fin una guerra, un conflicto o una relación que se ha tornado conflictiva, es haciéndolo de modo lento, ya que resulta mas doloroso y traumático. Esto trae, aparte de la pérdida ineludible de tiempo y recursos, el riesgo de reflejar el hecho de que hemos salido de allí derrotados. Es preferible una derrota a corto plazo que el desastre a la larga. El saber cuando acabar es un signo de sabiduría. Por eso Oscar Wilde dijo que "las cosas o duran muy poco o demasiado tiempo". Esto por la falta de sensatez necesaria para saber cuando acabar las cosas.
B.H. Liddell Hart en su libro "Strategy", publicado en 1954, aconseja: "En efecto, el estudio pormenorizado de la experiencia pasada conduce a la conclusión de que es posible que con frecuencia las naciones se hayan aproximado mas a su objetivo aprovechando una tregua en la lucha para discutir un acuerdo que prosiguiendo la guerra con miras a la "victoria".La historia revela también que en muchos casos se podría haber alcanzado una paz beneficiosa si los estadistas de las naciones beligerantes hubieran demostrado mayor comprensión de los elementos de la psicología en sus "tanteos" de paz"
"Su actitud ha sido comúnmente mas similar a la contemplada en la típica pelea doméstica; cada parte tiene miedo de parecer complaciente, con el resultado de que cuando una de ellas muestra cierta inclinación a la conciliación, suele expresarse en un lenguaje que es demasiado rígido, mientras que la otra es propensa a mostrarse lenta para responder, en parte por orgullo u obstinación y en parte por una tendencia a interpretar tal gesto como un signo de debilidad, cuando podría ser un signo de regreso al sentido común."
"Rara vez la continuación cumple un buen propósito cuando las dos partes están destinadas a proseguir viviendo bajo un mismo techo. Esto es aplicable aun mas a la guerra moderna que al conflicto doméstico, pues la industrialización de las naciones ha vuelto inseparables sus destinos."
"Si te concentras exclusivamente en la victoria, sin pensar en el efecto posterior, tal vez estés demasiado agotado para sacar provecho a la paz, mientras que es casi seguro que dicha paz será mala pues contendrá los gérmenes de otra guerra" , termina la cita.

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