lunes, 12 de noviembre de 2007

CULTURARTE VI
"Vanguardias de Retaguardia"
Es realmente sorprendente como algunos pintores hacen alarde de lo novedoso de sus creaciones, del hecho de que nadie ha pintado lo que ellos están creando actualmente, con toda petulancia gritan y cacarean los huevos que otra gallina puso hace años, quizá siglos. Son presa de las trampas de las Vanguardias.
Estos artista quieren estar delante de lo que esta delante, al ultimo grito del pincel, escultura o instalación. Cuando pintan un cuadro se creen los justos merecedores de la patente del hilo en bollito. En una conferencia sobre la vida y obra de Jaime Colson que dictáramos hace ya cinco años, en el salón de la Casa de Cultura de Puerto Plata, colgaban los cuadros de un joven pintor de aquella ciudad. Al entrar en la inevitable sección de preguntas y respuestas, alguien del público dijo que las imágenes de Colson estaban bien, pero que ella prefería un arte más actual, más fresco, contemporáneo. Por lo que me ví obligado a aclararle que el arte es atemporal, que como dijo Wilde, el buen arte pertenece a todas las épocas, y que las obras de Colson eran mas ¨modernas¨ porque habían sido pintadas en un promedio de setenta o cincuenta años, sin embargo, lo que hacia el joven puertoplateño era mas viejo, era puro puntillismo, cultivado por el neoimpresionista francés Georges Seurat alrededor de 1877.La anunciada vanguardia resultó ser retaguardia.
Todo arte, toda manifestación artística fue vanguardia en su momento. Aquel autor anónimo de las pictografías rupestres de las Cuevas de Lascaux, salió huyendo de las cuevas, acaso en taparrabos, gritando al mundo de su tiempo su obra maestra. Había nacido una vanguardia, quizás una escuela pictórica. Lo mismo le pasaría a Parrasio cuando pintó aquel racimo de uvas hiperrrealistas, o cuando algún troglodita talló por primera vez la piedra con fines artísticos, o cuando alguien tocó algún cuerno o instrumento rudimentario, logrando sacarle música, o cuando alguien logró hacer una primera puesta en escena.
Ya en arte está todo hecho, pero hay que seguir haciendo arte. Es altamente peligroso celebrar como vanguardia, como el último grito de la moda creativa, a algo que ya fue hecho hace mucho y que quizás supera, con mucho la obra de que se trate.
La historia del arte, al menos la historia del llamado arte occidental, ha sido dividida en escuelas o ismos. Pero hay ismos que no llegan a sismos y se quedaron en meros balbuceos o sacudidas creativas temporales o de ocasión que no crearon escuelas y el efecto mismo de espontaneidad que los originó, se los llevó al olvido. Renacentismo, Clasicismo, Romanticismo, impresionismo, fauvismo, Expresionismo ,todos, han tenido su momento de ser vanguardia, de donde, han pasado a la retaguardia, en un proceso o una pretendida mecánica historica del fluir del arte que consagra o descarta lo viejo para sustituirlo por lo nuevo. Pero en estos momentos que vive la humanidad, se utilizan con toda libertad creativa los materiales extrapictóricos más diversos, se integran luces, sonido, efectos especiales, diálogos, litografías, lienzografías, instalaciones, en fin, arte total, todo ello en interés de dar el último grito de la creación artística.
Recordemos la frase de Miguel de Unamuno, sumo pontífice de la Generación del 98, en España, en que un artista le mostraba muy ufano sus ultimas creaciones alabándolas como representantes de la vanguardia mas reciente y la respuesta del maestro al decirle que algunos alababan sus obras como de vanguardia, sin saber que lo que estaban haciendo en vez de ser vanguardia, era pura retaguardia.
El escritor español Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936) fue un personaje de una personalidad tan extravagante y atractiva que se hace punto de referencia obligado cuando se quiere hablar de vanguardias. Se inició en el modernismo pero lo fue abandonando y tocando su obra de los ambientes mágicos propios de su Galicia natal y bucear después en todas las modalidades de las vanguardias artísticas de entreguerras. A partir de 1920 empieza a publicar obras teatrales que él llamaría "esperpentos" cuya técnica y estética consiste, en palabras de Max Estrella, protagonista de Luces de Bohemia, "en observar a los héroes clásicos reflejados en espejos cóncavos, ya que el sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada".

El fenómeno de las pretendidas vanguardias se registra en todas las manifestaciones artísticas y se corre el riesgo de anunciar como nuevo, como vanguardia, algo que ya fue hecho hace mucho tiempo. No es que el concepto vanguardia sea malo en si mismo, ni que no se deba seguir intentando crear lo nuevo en los predios del arte. Es que hay que verificar bien si lo mostrado como nuevo, realmente lo es, no sea que se cree una confusión y un anacronismo o una visión no objetiva de la realidad irreal del arte.
Cuando Pablo Picasso, añadió, además del largo y ancho, carácter bidimensional del cuadro, un tercer elemento, la profundidad espacial ilusoria de la perspectiva y el cuarto e importante elemento del tiempo, la espacialidad del cuadro creció. Las prostitutas de Avignon, que él inmortalizara como máscaras rituales africanas, están como atadas al factor tiempo, naciendo así una nueva vanguardia, con rostros que están tanto de perfil como de frente, con ojos que nos miran y al mismo tiempo evaden nuestra mirada. Había nacido el Cubismo, una nueva estética, una nueva vanguardia.

Al artista debe permitírsele todo en su afán por buscar nuevas expresiones y buscar su propia expresión. La única en que él cree, la única que le parece posible y viable. A veces lo hace a tientas o viendo su rostro en un espejo forrado de neblinas, pero nunca lo ve claramente. El misterio de su búsqueda es precisamente el estímulo motor de sus andaduras creativas. Pero al creer que ha hallado un nuevo e inexplorado filón grita la eureka de Pitágoras, para enterarse luego que se trata de un camino ya trillado por otros y que lo único que puede hacer es dejar su impronta en alguno de los muros de la cueva, mil veces visitada por otros.
No queremos decir que en arte lo único que queda por hacer es repetir, con algunas variaciones, lo que ya está hecho. Se debe seguir creando en un terreno tan fértil como el de la creación artística. Pero la advertencia ante los cantos de sirena y las trampas de las aludidas vanguardias resulta válida y útil.

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