viernes, 9 de noviembre de 2007

HISTORIOFAGIA
"La Negación de la Historia "
"La historia debe ser contada sin odios, pero también sin amor."
Carlos Marx.
La historia es un medio de manipulación de masas. El contar la historia es un medio de control social. La historia no puede ser contada sin los malos de la película. Esto, ante la irracional postura de algunos historiadores y personas comunes ante los hechos históricos queriendo ignorar o borrar de las páginas a todos los personajes crueles, malos, que han mandado al cadalso a los contrarios políticos. Sin ellos, los malos, toda historia es incompleta, carece de atractivo, inobjetiva, sin interés, ni merece ser contada.
Hay una tendencia, hecha ley por la costumbre, en la nación dominicana, en nuestra nación cerebral, que consume los hechos en una especie de historiofagia ,como si les avergonzara o no quisieran darle la razón a José Marti cuando dijera que los pueblos que olvidan su historia se ven obligados a repetirla. Sepultan hechos y personajes, exorcizando algunos y crucificando a otros.
Un ejemplo de ello es el interés de sepultar trozos de nuestra historia como la Era de Trujillo, no al Trujillo de carne y hueso, pero si a lo que el y su régimen representaron para la conformación del ser nacional dominicano y de su soberanía, condenando al olvido mas adyecto y acre lo que representa para nuestra realidad nacional .Trujillo era duartiano. Siguió el ideal de Duarte, lo impulso, lo hizo realidad en la medida de las circunstancias pero, como Dios, no compartía su Gloria con nadie, ni siquiera con Duarte o Luperon.

Tras la muerte de Trujillo y el reinado de terror que le siguiera desatado desde la misma noche del magnicidio, se estaba al acecho de quienes contarían su epilogo, bajaría el telón y apagaría las luces de la Era, luego de cantar el finale. La historia la contaron miembros o amanuenses de la claque politica que se hizo con el poder y se repartieron los despojos del tirano.
La historia la cuentan los vencedores porque los muertos no hablan. Cuando una nación poderosa vence y subyuga a otra más débil, se sienta a contar los muertos y a escribir, caliente aun, su versión de los hechos, según sus conveniencias. Hay gente reacia a hablar de los hechos de abril de 1965, aduciendo que están muy frescos, que hay protagonistas vivos, que no quieren herir susceptibilidades o alegando las causas que fueren.
La vuelta a la constitucionalidad de 1963, base de la contienda fratricida de abril, de aquel abril que T.S. Elliot dijera que es el mes mas cruel, no pretendía un cambio en el sistema político, por eso no fue revolución, sino, véase que los dos lideres militar y policial que enfrentaron al Cefa y a las tropas norteamericanas, el Coronel Rafael Tomas Fernández Domínguez y Francisco Alberto Caamaño Deño, eran hechura del régimen de Trujillo. El primero hijo del General Ludovino Fernández y el segundo del Teniente General Fausto Caamaño Sánchez, Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas. A los treinta años de edad promedio, ya ambos ostentaban el rango de Coronel.
Pseudoverdades, mediasmentiras, metamentiras y mediasverdades han dado forma a un nuevo espécimen de ciudadano que hemos dado en llamar dominicus historiofagus, el negador de la Historia o el histérico de la historia, personaje que ha recibido un chip con un compendio de datos históricos manipulados y manidos a conveniencia y voluntad del emisor.
Preciso es analizar este fenómeno, viendo someramente la obra de cuatro historiadores dominicanos. José Gabriel García, el Herodoto dominicano, el Padre de nuestra narrativa histórica, publico los hechos de sus contemporáneos de la Guerra de Restauración y los hechos de la Independencia nacional. Como cronista apasionado no le hizo caso al consejo de Marx. Maldijo a Santana, lo satanizo, mientras que elevaba a Duarte a las albas alturas de la santidad. Creyendo que con hundir a Santana hacia subir a Duarte.
Otro historiador que siguió, con algunas licencias la forma de contar la historia creada por García, es Bernardo Pichardo, quien, al igual que tantos otros, abrevo en las mismas fuentes de José Gabriel García, narrando como aquel, los hechos históricos sin base documental alguna,a veces desconcertantes y de escaso crédito, junto a inexactitudes y traspiés como el de Juan Sánchez Ramírez , que era oficial del Ejercito francés y que ya el Profesor Juan Bosch aclarara, junto a otros entuertos de nuestra historia, en sus Temas Históricos, publicados en dos tomos.
El tercer autor, no necesariamente narrador apasionado de una retahíla de hechos cuestionables, lo es Frank Moya Pons. Analítico, escrutador, meticuloso, científico, corta con el bisturí de su pluma por donde duele, por lo sano, presentando los hechos de manera mucho mas objetiva, demostrándonos que la historia no es casual sino causal. Mostrando además que existe una dinámica de la historia, un latir y un devenir dentro de la lógica, ilógica a veces, de los acontecimientos.
Científico y marxista, el Profesor Roberto Cassa , nos cuenta nuestra historia colocando los hechos sin apasionamientos, sin maldecir ni adjetivar , dentro del marco del hecho social y económico, los dos grandes motores de la civilización. Con el y Moya Pons puede digerirse la historia dominicana y desintoxicarse de historietas infundios y maledicencias.
La historia no puede ser contada sin los malos, repetimos. El Génesis mismo comienza con una lucha antagónica y enconada entre el bien y el mal, el engaño de la serpiente, la muerte de Abel a manos de su hermano Caín. De ahí en adelante la historia de la Humanidad se convierte en la historia de sus guerras sean grandes o pequeñas y los vencedores imponen sus condiciones a los vencidos.
En 1919, al final de la gran guerra europea ,Woodrow Wilson, Georges Clemenceau y Josef Stalin, se reunieron, sentados sobre las cenizas humeantes de la Europa desgarrada por los bombardeos de ambos bandos, a repartirse el mundo y a recomponer a su gusto y voluntad , el mapa de Europa. Ellos mismos contaron su Historia.

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